Penélope Haro > Bitácora > La carrera > Arquetipos y storytelling: cómo usar figuras universales sin sonar a cliché
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El poder de las historias que ya conocemos (pero contadas desde otro lugar)

Desde que el mundo es mundo, las personas entendemos la vida a través de historias. No importa si vienes de un barrio o de una biblioteca; los relatos son la forma más ancestral —y efectiva— de conectar con otros. Y dentro de esos relatos, hay personajes que aparecen una y otra vez: el sabio, el rebelde, la cuidadora, el héroe. Arquetipos. Energías universales que todos, en algún nivel, comprendemos.

El problema es que en el mundo del branding, estos arquetipos se han vuelto tan populares que han empezado a sonar a plantilla. Y no hay nada que mate más rápido una historia que la sensación de estar escuchando una versión recalentada de algo ya dicho mil veces.

Arquetipo no es estereotipo

Primero lo esencial: un arquetipo no es un disfraz. Es una energía narrativa que atraviesa tu marca desde el fondo, no desde el personaje que quieres proyectar. Usarlo bien implica reconocer qué fuerza simbólica realmente habita tu proyecto, no elegir el que te conviene más para “posicionar”.

Porque no se trata de decir: “quiero ser el héroe porque eso vende”. Se trata de mirar con honestidad: ¿qué lugar ocupa mi marca en la vida del otro?, ¿qué rol simbólico cumple en su historia personal?”

Si eliges tu arquetipo desde la cabeza, sonarás genérico. Si lo descubres desde el cuerpo y la experiencia, lo harás vibrar de forma única.

Lo universal no tiene que ser obvio

Una marca que encarna un arquetipo de forma auténtica no necesita decirlo. No tiene que poner en su bio de Instagram que es “el mago transformador” o “la cuidadora empática”. Lo demuestra en la forma en que habla, en lo que defiende, en cómo construye vínculo.

Lo arquetípico bien usado se siente, no se subraya.

Sí, puedes inspirarte en el héroe. Pero no hace falta que uses capa. Puedes moverte desde lo rebelde, pero sin necesidad de grafitis ni mayúsculas sostenidas. Lo universal funciona cuando lo atraviesas con lo personal. Ahí es donde una figura simbólica se vuelve narrativa viva, y no solo concepto de manual.

Storytelling sin repetir guión

Contar historias con sentido es mucho más que llenar tu web de frases emotivas. Es estructurar un recorrido emocional que el otro pueda habitar. Que lo invite a recordar algo, a entenderse mejor, a confiar.

El storytelling efectivo no necesita frases inspiracionales por default ni metáforas forzadas. Necesita ritmo, verdad, contexto emocional. Si tu historia está anclada en una experiencia real (personal o colectiva), ya tiene lo más importante: sustancia.

Todo lo demás —la forma, el tono, la estética— solo tiene que acompañarla.

Cómo evitar sonar a cliché (aunque trabajes con símbolos)

  1. No adoptes un arquetipo, encuéntralo. Está en tu historia, no en Pinterest.

  2. Evita frases gastadas. Si suena a libro de autoayuda genérico, reescribe.

  3. Habla desde la experiencia, no desde la pose. Los símbolos funcionan cuando se sienten vividos.

  4. Haz que la historia sea relevante para el otro. No basta con que sea tuya, tiene que resonar.

Una marca no emociona porque use las palabras correctas. Emociona porque construye un puente entre su historia y la del otro. Eso es storytelling real. Lo demás es redacción con buen diseño.

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