Penélope Haro > Bitácora > La vida > Estoy rodeada de “impostores”
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Empiezo a escribir mientras de fondo se escucha una deliciosa melodía que pone ritmo a cada tecleo, suena con toda sutileza: “Ethio Invention no.1” de Andrew Bird.

Son altas horas de la madrugada, lo sé por los ronquidos de alguno de mis vecinos y no gracias a mi único reloj que decidió morir justo hoy. Aunque bueno, ¿quién necesita un reloj de pared hoy en día? La tecnología me dicta la hora, y según ella es ya muy tarde para que yo ande despierta y frente al ordenador, desordenando ideas.

Hoy, uno de esos días que ya no parecen tan raros. Más de 14 horas de ardua labor, que si un poco de publicidad por aquí, que si un poco de asesoría por allá, quizá un poco de opinión por acá. Todo esto mientras mi cerebro corría en segundo nivel cientos de ideas sobre la vida misma. Vaya, un día cualquiera.

Fui contactada por 3 personas hoy, 3 personas que considero brillantes, 3 personas que colapsaban cada cual a su manera. Por la época que vivimos no me sorprende tanto. Pero se tiende a culpar al factor externo… “La cuarentena lo empeora todo”. Es justo ahí donde remarco que se fijan en el síntoma y no en la raíz del problema. Para encontrar la raíz a veces hay que escarbar más profundo, y no siempre es agradable.

¿De qué iban los colapsos que me tocaron hoy? Del famoso y siempre innegable “Síndrome del Impostor”.

Esa voz maldita que nos persigue por temporadas o sólo por momentos quizá, esa voz que nos dice que no sabemos suficiente, que no somos suficiente, que todo ha sido un desperdicio de tiempo. Llega entonces la ansiedad, llegan las palpitaciones, seguidas por la desesperación, para finalizar en un maravilloso colapso del que nadie nos puede sacar. Sólo uno mismo.

Amy Cuddy – Psicóloga Social de Harvard, ha realizado recientes investigaciones sobre este síndrome y ha descartado teorías previas sobre el mismo (se le adjudicaba únicamente a las mujeres). Ella misma sufrió un accidente y la llevó a vivir el mencionado síndrome de maneras que no lo hubiera sospechado. Habla de técnicas que utilizó y de cómo reconfiguró su forma de pensar para seguir avanzando. Utiliza una frase que me encanta porque la he vivido cada día de mi vida… Una frase que invita al engaño, a la deshonestidad, al escándalo… “Fake it until you make it” (Finge hasta que te la creas – básicamente).

Luego está Valerie Young – Psicóloga de la Universidad de Massachusetts, que habla del mismo tema, ultra enfocado en los pensamientos y de cómo “entrenarlos” para dejar el auto-maltrato (porque es uno el que se maltrata, nadie más), y así lograr acortar la duración de los momentos “Impostor”. Es prácticamente imposible tener confianza en ti mismo 24 horas al día 7 días a la semana, pero sí es posible observarte, entrenar tu mente y cortar líneas de pensamiento que no construyen.

Fake it until you make it…

Esa frase ha sido mi amiga durante tantos años y a través de tantas aventuras, que no podría contarlas en una entrada de blog.

Me he convertido en buena actriz (quizá algún día audicione junto a Russell Crowe). He logrado desarrollar tal talento de actuación, que a veces, hasta me convenzo a mí misma del rol que estoy llevando. Siempre he dicho que yo no doy consejos, yo doy opiniones. Pero es que hasta esas opiniones suenan razonables con mi seguro “actuar”. He aprendido de posturas, de respiración, de neurolingüística, he aprendido a leer a la gente para entenderla mejor. Poco a poco el conocimiento se integró en mí.

Fake it until you make itActuar como si fueras dueño del lugar. Como si yo fuera alguien con todo el derecho y libertad de entrar tras bambalinas para poder esperar tranquilamente a Guillermo del Toro y cotorrear con él 20 minutos. (Mostré un gaffette que no era nada, pero me vieron tan segura y no frené mi caminar…obviamente no podían detener a alguien con tal convicción).

Fake it until you make itPerder el miedo al rechazo (aunque por dentro mueras de terror), escribirle a algunos de tus ídolos, mencionarlos en redes… y que te respondan o mejor aún, te sigan. Kevin Johansen, Austin Kleon, Gordon Ramsey, Simon Sinek… y sí… Incluso Ryan Reynolds…me retwiteó… ¡Ja! Recomendé mucho la película de La Dama de Oro, lo etiqueté y ¡Voilá!. No podría describir los alaridos de emoción que di cuando cada uno me dio alguna respuesta… Aún me falta Russell Crowe… Jamás me rendiré.

Fake it until you make itDomínate a ti mismo, solo así podrás dominar a otros. Suena agresivo lo sé. No lo es tanto. Si no me gobierno yo ¿cómo espero ser líder de otros?  … ¿Sonó mejor?. Para alguien con cierto nivel de ansiedad social, pararse frente a un grupo de 30 personas, de 400 (y caer en el escenario) o de 20,000 casi por mero accidente, puede ser un acto de valor y autocontrol. Hacerlo repetidas ocasiones lo convierte en hábito. En los hábitos ya no vive el miedo.

Fake it until you make itEl conocimiento se vive y se respira. “Hay cosas que sé, hay cosas que no sé, hay cosas que no sé que sé, hay cosas que no sé que no sé”. – Kevin Johansen. El saber, el conocimiento se pone a prueba viviéndolo. Así de simple. Evoluciona todos los días, se adapta, pero la realidad es que sabemos más de lo que muchas veces creemos. Dudamos, cuestionamos, nos agachamos ante nuestra propia sombra. El conocimiento se debe poner en acción para reiterarse y confirmarse. Puedo haber leído 20 recetas sobre cómo hacer un pastel de chocolate, eso no significa que sepa cocinarlo. Cuando me ponga a hacerlo es cuando realmente perfeccionaré la técnica. Esto se extrapola al tema que desees.

Dice el Hakim Álvaro Remiro (médico/filósofo/alquimista/maestro de la Escuela Solveals Coagula), que cuando nos llegan grandes dragones (retos), es porque tenemos espíritu de héroes. También dice que el tamaño del dragón es proporcional al tamaño del héroe. Gran dragón, gran héroe.

Esta analogía es útil para recordarla cuando nos llega un proyecto con el que creemos que no podremos, cuando nos ofrecen un puesto para el que dudamos estar listos, o incluso a nivel personal, una pareja de “equis” características.

Aquel que verdaderamente vive el Síndrome del Impostor lo sufre, no es falsa humildad, es una creencia arraigada (no se sabe qué tan profundo). Necesita aprender a ser más amable consigo mismo, a ser objetivo, asertivo. Es un trabajo personal y más que otra cosa, mental. Se le debe entrenar a la mente…porque ella hace lo que nosotros le decimos que haga (no al revés).

¿Quién controla tu pie derecho? Tú, supongo. ¿Quién controla tu mano izquierda? Tú, supongo. ¿Quién controla tu mente? ¿Un alien? ¿Es acaso tu mente un ser ajeno a tu persona? ¿Demandó su independencia? ¿Cerebrexit? ¡NOOO! Así como tu mano no te anda golpeando la cara sólo porque sí, tu mente no hace nada que tú no le permitas hacer. Cuida tus pensamientos. Domínate.

Todos tenemos nuestro momento “Impostor” y vivimos rodeados de “Impostores”… Brindo porque esos momentos sean cortos e imperceptibles. Que con la rapidez con la que llegan se vayan. Domínate.

Tenemos el amor que creemos que merecemos. Aquí nada de fingir, en esto, puro creer de verdad. Mereces ser más amable contigo, mereces ser más compasivo, ya eres perfecto. Domínate.

 

Atenta y abiertamente:

Una impostora en recuperación

 

Con especial cariño a todos los alumnos y alumnas que me comparten un pedazo de su vida. Los honro.

 

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El síndrome del impostor, a veces llamado fenómeno del impostor o síndrome de fraude, es un fenómeno psicológico en el que la gente es incapaz de internalizar sus logros y sufre un miedo persistente de ser descubierto como un fraude. – Wikipedia