La comunicación ha sido y seguirá siendo una de las áreas de oportunidad más grandes en los negocios, y en la vida en general. Lograr una comunicación asertiva con tu pareja, con tu familia, con tu equipo o tus clientes, es primordial para tener éxito.
Cuando empiezo a trabajar con alguien, le insisto mucho que me deben asignar a un “Champion”, que será el embajador y encargado de todo mensaje, petición y comunicación por parte de su empresa. De esta forma evitar malos entendidos, o canales de comunicación interrumpidos por terceros.
Justo hoy que no “respeté” esa propia regla, Murphy contra-atacó.
Cuando una empresa tiene un equipo comprometido con su trabajo y con la marca como tal, suceden varias cosas, una de ellas es que se sienten empoderados para aportar y tomar decisiones. Cuando eso sucede, puede pasar que se brinquen el protocolo o sea más práctico acortar distancias para lograr una meta. Sin el afán alguno de robar crédito a nadie, ni esconderse, sino que simplemente, deciden aportar directo a la fuente.
Desde hace algunas semanas un miembro del equipo de una de las marcas para las que trabajo, decidió ser proactivo y me empezó a mandar material útil para curar para las redes sociales de su empresa. Utilicé diversos materiales y fueron de gran ayuda. Sin embargo, hoy en particular, al recibir 2 videos de referencia, me quedé pensativa, pues uno hablaba directamente de su competencia, y el otro no hablaba como tal de la competencia, pero parecía hablar de la región donde su competencia reside.
El primer video lo descarté por obvias razones y asumí que me lo habían enviado para tomarlo como referencia/idea para generar videos propios.
El segundo video, era contenido de valor, por ende decidí publicarlo.
Media hora más tarde, recibí llamada de atención por parte de la persona que me lo envió, quien me comentaba que ese también era solo de referencia, que no podía publicar eso y que era también la competencia directa. De inmediato borré el archivo y la publicación, pero como cualquier red social, ya había logrado cierto alcance en media hora.
Hablé con esta persona y llegamos al entendido de que había sido un mal entendido, pues no había sido clara la intención del material que me había enviado. Y que yo había asumido (erróneamente) que ese sí se podía compartir.
“No pasa nada”, se corrigió y fue a tiempo.
Obviamente esto no lo pasaría por alto el Director (mi champion), y por supuesto me llamó la atención. Finalmente quedamos todos de acuerdo… Fue un mal entendido.
Un mal entendido que pudo evitarse con buena comunicación. En diversos niveles.
Por un lado, la persona que me mandó el material, pudo haberme dicho para qué era cada cosa específicamente. Yo pude haber preguntado para cerciorarme, e incluso su Director pudo dar una instrucción clara de que sólo a través de él se podían enviar materiales de apoyo.
¿Quién estuvo mal? Todos, y nadie.
Como todo en esta vida, fue parchado ya cuando no era tan necesario, pero reafirmamos que solamente mi Champion podría hacerme llegar material, y haría caso omiso a cualquier otro que me llegara. Parece burocrático, pero en realidad es la practicidad en su máxima expresión. Ese simple pokayoke nos ahorrará sin fin de problemas.
Hay que armar los mensajes como legos (y sin instructivo) y el puente de comunicación la mayoría de las veces es muy frágil.
Por una cosa así, cualquiera podría perder una cuenta…
La fortuna me sonrió el día de hoy.