Muchas veces me encuentro preocupada e incluso frustrada quizá, sobre cuál será mi legado en esta vida. Es un tema que sobrevuela mi cabeza de forma constante y permanente. No me quita el sueño, pero sí me mueve a actuar, a siempre ver qué más puedo hacer para lograr realmente ser una diferencia para algo o alguien.
Lo hago con mis clientes a través de asesoría sincera. Curiosamente he ganado más clientes por ello. No he cerrado tantas ventas como debería quizá pero sí me he hecho de cuentas varias por ello.
Lo hago con mis alumnos siempre que puedo, no solo con material de clases, sino que en verdad me interesa apoyar cuando sé que puedo dejar algo, esto por supuesto, cuando ellos me lo permiten (hay mucha gente que no quiere ayuda).
Lo hago a través de la poca o mucha ayuda realizo para asociaciones, ayuda que llega en formatos distintos, desde en forma de trabajo, asesoría o económica.
Lo hago con mis amigos, mi familia, mi pareja, trato de estar, trato de dar opiniones y no consejos, pero más que otra cosa, lo que procuro es ESTAR, he encontrado que en la mayoría de los casos eso es más que suficiente. No se trata de desvivirte con obsequios, llamadas ni mensajes motivacionales, simplemente hay que estar.
Quizá me obsesioné con una frase de una de mis películas favoritas hace algunos ayeres…
“What we do in life, echoes on eternity…” – Maximus- Gladiator.
Y desde el 2000 me acecha ha esa frase.
¿Pero por qué nos obsesionamos tanto con “la eternidad”? ¿Qué es la eternidad? ¿Qué es vivir?
Hace unas semanas asistí a una misa, rarísimo en mí, no formo parte de dicha creencia. Pero fui por alguien muy querido que merecía eso y mucho más.
Para mi sorpresa el sacerdote resultó ser un hombre muy ligero y pragmático con un discurso bastante inspirador. Habló precisamente sobre el legado que se dejaba… y que el único legado que realmente importaba era el amor que una persona ha dado en vida. No es importante lo que la gente opina de ella, ni las críticas, ni metas económicas, acciones altruistas falsas.
Mi mente empezó a recordar lo que yo relacionaba con muestras de cariño hacia mí por parte de la persona a la que honrábamos. No pude evitar pensar primero en los elotes en todas sus formas, tenía una granja y cada temporada de elotes, me tocaba comer todas las posibles preparaciones habidas del maíz. Ninguna de ellas era “gluten free”, “light” o “vegana”… Pero todas eran totalmente deliciosas. Recordé todo lo que cocinaba y lo delicioso que era, reiterando…nada era “gluten free”, “light” o “vegano”… Cómo ella daba amor a través de su comida.
Recordé los juegos que jugué en su casa, las carpas y fuertes que montaba en su sala. Todos los aretes, pulseras y bufandas que me dio. El único regaño que recibí de su parte, pero fue un fuerte jalón de orejas en el que me hizo entender que yo no era una princesa y que si la niña quería jugar, la niña tenía que hacer algo por la casa antes de ello. Por supuesto como la drama queen que era, recuerdo perfecto dónde estaba sentada mientras me regañaba, cómo lloraba yo mientras me lo decía y cómo me entregaba el trapeador para que me pusiera a trabajar.
Recordé su perfume (ella me enseñó a no salir de la casa sin aroma), recordé el sonido que hacían al caminar todos los collares, pulseras y aretes que siempre usaba. Recordé su última lista de pendientes del súper… hacían falta pepinos.
Mientras yo recordaba todo esto, el sacerdote seguía hablando y decía cosas muy interesantes. La que más enganchó mi atención fue la más simple de todas. La moraleja digamos… Amar más, criticar menos.
Por supuesto a estas alturas del ritual yo era un mar de lágrimas, pero con mucho que pensar.
¿Cuánto amor has dado hasta ahora?
El show debe continuar, quizá re-calculando ruta… No andamos tan perdidos, pero aún no muy enfocados en la meta real.
«Legado- plantar semillas en un jardín que nunca te tocará ver.»
Ahora que entiendo de qué se trata realmente un legado… Aún estoy a tiempo de hacer algo al respecto.
¡Madrina! ¡Gracias totales!
ACTUALIZACIÓN
Mi amiga la poeta después de leer este post, decidió convertirlo en poesía … Por supuesto.
Y lo que hizo fue maravilloso. Lea usted…
Tía Nena
Te fuiste sin comprar
los pepinos
pero dejaste mucho más
que una lista de compras
pegada al refri
Tu esencia me sabe
a infancia libre
mezclada
con amor de elote
preparado de todas
las posibles
-e imposibles-
formas
Y a deliciosos
permisos furtivos
so pena
de los reclamos
de mamá
Guardo de ti
un colorido abrazo
para arropar mi cuello
ahora que no estás
Y recuerdo tu mano firme
de hierro ante mis lágrimas
sentenciándome al trapeador
si es que quería ganarme
el derecho a convertir tu sala
en mi planeta infinito
de juegos envueltos
en colchoneta
Nunca salgo de casa
sin antes perfumarme
como bien me enseñaste
Y aunque
ya no me adorno
de mil accesorios
Siempre sonreiré
con devoción
al escuchar
un tintineo
de alhajas
Dejaste una estela de amor
en tu camino hacia el cosmos
por el cual ahora
he de aprender a circular
No son los fajos de billetes
las medallas de falsa caridad
o las buenas impresiones
lo que dejamos al marcharnos
Es el amor
Todo el amor
que damos
El legado
que hará eco
de nosotros
en la eternidad
Ana Goderi