Penélope Haro > Bitácora > El espíritu > Resiliencia empática
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La resiliencia es la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a situaciones adversas.

Cada vez es más raro ver personas verdaderamente adaptables a los cambios, a los altibajos y vicisitudes de la vida cotidiana. Es más común ver cómo una crítica puede derrumbar a una persona al grado de llevarla a una depresión. Pequeñas gotas se tornan en huracanes.

¿Cómo se vuelve uno resiliente? ¿Se nace o se aprende? Yo creo que se aprende, y creo que definitivamente tiene que ver con cómo manejas una situación, y otra y la que sigue. Desarrollar una capacidad permanente de encontrar soluciones, ver ventajas, ajustar tácticas. Algunos le llaman “terquedad”, pero en la mayoría de los casos es resiliencia.

Hay quien por una ampolla en el pie sufre el fin del mundo en su mente, mientras que en el otro lado del planeta hay niños buscando un nuevo país pues hay guerra en el suyo. Algo no está bien con nuestra percepción.

Ahora ¿Qué es la empatía? Es la capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otro puede sentir.  ¿Qué tan seguido nos ponemos en los zapatos de otros? Realmente en los zapatos de otros, en la situación, en la experiencia y su vivencia. Muchos no muy seguido estoy segura, en primera porque es más fácil no hacerlo y en segunda porque puede ser doloroso empezar. Una vez que abres esa puerta no la puedes cerrar.

¿Qué pasa si unimos los dos conceptos en uno solo? Resiliencia empática.

Es un concepto extraño ¿No? … Sin sentido quizá.

He conocido cientos, probablemente miles de personas en mi vida. Un puñado de estas personas han sido grandes ejemplos a seguir en muchas áreas que yo debo mejorar.

Un gran ejemplo de resiliencia, aquella que probablemente superó las 12 cirugías de gravedad y que jamás dejó que su espíritu se apagara. Ella que siempre fue la primera en organizar las fiestas, en coleccionar disfraces “para lo que se ofreciera”, armar shows para sus invitados, salir de compras, hacer deporte, ir con las amigas, viajar, pintar, hacer negocios…Todas y cada una de las veces que hubiera oportunidad. Ella que siempre sería el alma de la fiesta. Ella creativa, risueña y de amplio carácter.

No importa qué enfermedad, no importa qué condición, ella siempre en guardia. De admirarse la energía y la fuerza.  Por más de 20 años la vi vencer increíbles posibilidades.

Ahora un increíble ejemplo de empatía, alguien de quien jamás lo hubiera esperado, un visitante de tierras lejanas, de una religión con muchos misterios para mí, que llegó con lecciones de humildad, prudencia y que enseña con el ejemplo, no con palabras. Una persona capaz de entender por lo que otras pueden estar pasando y tomar cartas en el asunto para mejorar la situación dentro de sus posibilidades. Que ayuda por ayudar, sin agenda de por medio. Alguien que observa, escucha y que habla justo lo que tiene que hablar.  En la proporción en la que debería ser … (2 ojos, 2 oídos, 1 boca).

Un ejemplo que te inspira a ser la mejor versión de ti. Sin afán de competir, simplemente porque así las cosas deben ser.

¿Cómo sería juntar lo que estas dos personas me han dejado de aprendizaje?

¡De lograrlo creo que sería algo bellísimo!

Lograr ser alguien que no se rinde fácil, sin miedo a sentir lo que otros sienten. Un ejercito de estos podría salvar al mundo quizá. No lo sé. Utópico.

Ser ese ejemplo de fuerza y sensibilidad, de humor y cariño, ser un soporte para uno mismo y para otros. Maravilloso y casi perfecto balance.

Resiliencia empática … algo a lo que yo deberé aspirar cada día de mi vida. En el trabajo, en mi vida personal, con mis amigos y familia. Donde sea y cuando sea.

Abstracta misión, pero misión a final de cuentas.

 

A mi amigo del mar Bósforo… GRACIAS. Espero sigamos aprendiendo mucho de ambas culturas. Inşallah.

A mi vecina Lily… Te adelantaste. Descansa, luego te alcanzaré a la fiesta. Mientras, acá te extrañaremos. QDEP. Tomaré una clase de canto en tu honor.