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Una maestría te puede marcar de muchas formas, no solo por el trabajo y tarea que esta implica, sino por los aprendizajes que puedes llevarte de tus profesores, compañeros o de tu misma experiencia vivida a lo largo del proceso.

Este fue seguramente el caso de todos mis compañeros, pero desconozco sus historias, puedo contar lo que me tocó vivir y transformar desde mi trinchera.

¿A qué sabe el azul?

Una pregunta con la que siempre inicio mis clases y charlas, con toda la intención de sacar de la zona de confort a mis oyentes. “El azul sabe a fresco…a menta… agua” son las respuestas más comunes. Algunos se aventuran en decir “El azul sabe a nubes…felicidad…tranquilidad”. Mi respuesta siempre es “¿De qué color es la menta? -Verde- ¿De qué color es el agua? – Incolora- ¿De qué color es el fuego? – Dependiendo de cuál sea la base pero puede empezar en azul, como por ejemplo un encendedor (por el gas)

El objetivo de esta pregunta siempre es hacer que salgan de la caja, y que se den cuenta que todo lo que decimos generalmente viene pre-programado y no sabemos ni por qué, ni por quién. “Niñas de rosa, niños de azul”… ¿Por qué? …

Así di inicio a mi defensa de tesis… ¿A qué sabe el azul?

“Discúlpeme, no le había reconocido, es que he cambiado mucho” – Oscar Wilde-

Me presenté “Hola, soy Penélope Haro, esto es lo que he hecho…”, la mayoría me conocía pero era parte del protocolo. Debía cumplirse el protocolo, porque protocolo es.

Empecé a hablar sobre las fases de transformación de la alquimia – Quizá sea importante aclarar que mi maestría fue en Marketing Digital y Redes Sociales, por ende esta explicación cayó como una sorpresa muy extraña para mis sinodales- El proceso de transformación consta de 7 fases:

1.CALCINACIÓN-Muere el ego

2.DISOLUSIÓN-Sueltas el control

3.SEPARACIÓN -Decides qué usar

4.CONJUNCIÓN-Emerge la dualidad

5.FERMENTACIÓN-Se pone a prueba

6.DESTILACIÓN-Purificación

7.COAGULACIÓN-Piedra Filosofal

Expliqué cómo yo había pasado por cada uno de esos procesos durante la maestría, y cómo yo personalmente y mi proyecto nos vimos transformados durante 2 años.

El resumen de lo que la maestría me había hecho re-ajustar se traducía de manera muy práctica en 5 puntos:

  • Pulí formatos de análisis competitivo, calendario comercial, buyer persona y workflow.
  • Generé estrategias entorno a la venta.
  • Re-generé el ADN de la marca.
  • Especialización y enfoque.
  • Pasé por una transformación personal casi alquímica.

Pero decidí explicar más detalle sobre el proceso de transformación, que dio inicio en el momento que en la clase de Branding me pidieron definiera mi arquetipo de marca. Para mí era muy sencillo, casi obvio, tenía seleccionado uno… El mago.

Sin embargo no estuve segura de cómo justificarlo, y acudí a uno de mis grandes maestros por asesoría, le pedí una hora de su tiempo. Presenté el escenario, el proyecto y mi situación particular, y él no estuvo de acuerdo con el arquetipo que yo pretendía escoger. “El mago es alguien que ya ha recorrido largos caminos y sabe la receta para hacer magia, tiene hechizos definidos… tú apenas estás explorando” (Imagina esta frase con acento argentino, obviamente duele más).

Fue un balde de agua fría, un golpe a mi ya eclipsado ego y una realidad simple y transparente. Él tenía razón. Discutimos el arquetipo del Explorador, vimos cómo en realidad me quedaba como anillo al dedo, y no solo a mí, a mi proyecto, a mi equipo y a mis clientes.

Por si no hubiera sido suficiente impactante esa hora, él cierra la sesión con otro reto… “¿Te ha quedado claro quién eres? Yo por supuesto dije que sí… “¿Cuánto vale esta hora para ti? Tú le pondrás el precio” … Quedé en shock por varios minutos, sin saber qué decir, cómo valorarlo, cómo traducirlo. Yo iba por asesoría, sabía que pagaría, pero nunca pensé en cuánto… Y en el momento que me dejó a mí la tarea de ponerle valor, fue como si mi coherencia se pusiera a prueba. Sólo pensé en una cantidad, y finalmente me animé a decirla – INSERTA AQUÍ EL NÚMERO QUE HAYAS PENSADO, NO ES IMPORTANTE – Él me dijo “Hecho”.  Definitivamente fue una hora costosa pero no económicamente (vaya, sí lo fue, pero lo valía) … Pero fue costoso destruir para reconstruir de nuevo.

Este pequeñísimo episodio de una hora, fue el que definió el resto de mi proyecto de maestría y el que fue el que verdaderamente dio inicio al proceso real de transformación.

Todo lo que tenía hecho y calculado ya por 5 años, debía ser deshecho, recalculado, reensamblado y optimizado.

El explorador: Es quien descubre el camino, el que pone la pauta y el que se atreve a ir más allá, a salir de lo convencional.

Como exploradores no sólo seremos ese referente de aventura, sino que también trabajaremos con clientes con esa misma mentalidad, pioneros en su ramo. Buscando innovar a cada paso que damos. Explorando los mejores métodos y las mejores prácticas para crear una receta que a largo plazo pueda garantizar el éxito absoluto.

Las posibilidades son infinitas, las aventuras que nos esperan son infinitas, nuestra imagen, es infinita.

Parte de la epifanía fue que entendí que sin haberlo hecho consiente, todos eran mis maestros y de todos procuraba aprender de alguna u otra forma. Sin importar edad, sexo o religión, toda persona con la que he tenido contacto ha sido mi maestra en cierto nivel.

Escuchar aunque duela.

Lo que conecté con algo que desde la primera clase de maestría me dijo el Decano… “Sé como un bowl…Un bowl vacío, sin grietas, volteando hacia arriba… recibe el agua que caerá sobre ti (el conocimiento), no le pongas trabas, no dejes que se caiga, no lo rechaces, cuídalo y evalúalo, una vez que ya hayas seleccionado lo que te funciona, deja espacio para más agua, siempre. Sé como un bowl.” El Decano es budista y obviamente la analogía venía de Buda. Cada que podía nos recordaba “Sé como el bowl”. Se me quedó mucho pues realmente a veces ya me siento saturada de información y creo que ya no soy capaz de absorber más, o que me será imposible cambiar un paradigma… y entonces me acuerdo del bowl.

Sé como el bowl

There and back again…La paradoja de la transformación.

Mi maestría, representación gráfica.

He dado una vuelta de 360 grados, aprecié nuevos puntos de vista, conocí herramientas, trabajé en mi práctica como profesional, y regresé al mismo punto donde estaba… con los mismos ojos, pero no con la misma visión. Ergo paradoja.

En resumen

  • El ego estorba
  • Medir ayuda
  • Todo es medible
  • Mantener procesos constantes
  • El diablo está en los detalles
  • Robar como un artista*
  • No dejar de aprender

*Roba como un artista –Austin Kleon

NOTA: A pesar de una presentación tan poco ortodoxa, sí me dieron el título. Por si tenías el pendiente.

Gracias a los maestros mencionados y a los que ya les tocará mención- Gracias Hernán Bado- Gracias Fernand Zuili – 

“Discúlpeme, no le había reconocido, es que he cambiado mucho” – Oscar Wilde-